La Virgen de Covadonga. La Santina
Pola de Lena - Mieres
La Santina salió de Pola de Lena a las ocho y media de la mañana, conducida por los mozos del primer Consejo de Asturias, en el límite de León. El trqayecto que debía recorrer era de unos 15 kilómetros. Llegó a Ujo seguida de más de 10.000 personas. El vecindario de este pueblo, casi todo él minero, no pudo contener la impaciencia y, rompiendo las instrucciones que se habian dado, se lanzó kilómetro y medio en busca de la Virgen, tomándola enseguida a hombros los mineros y continuando con ella hasta Ujo. Entonces, comenzaron estrepitosas detonaciones en las montañas, crgas de dinamita que estallaban por todas partes en honor a la Virgen. Así llegó la Santina a Ujo, donde la esperana el pueblo dando gritos ensordecedores y vítores a la Virgen. Entró la sagrada imagen en la iglesia de Uo a las doce de la mañana y el párroco ocupó la sagrada cátedra. Su oración fue tan emocionante que las mujeres lloraban sin poder reprimir sus sollozos.
La Virgen permaneció en la iglesia de Ujo cinco horas. Se entonaron cánticos sagrados y los
niños de las escuelas pronunciaron recitaciones poéticas de inspiración sencilla.
A las cinco de la tarde la procesión reinicio su marcha hacia Mieres.
El trayecto de Ujo a Santullano fue apoteósica. Los arcos triunfales y las guirnaldas se sucedían de metro en metro. Por todos los matorrales y árboles había rosas de bellos colores entremezcladas con banderas.
En el puente de Santullano el recibimiento fue imponente. Delante de la Santina iban más de 6.000 niños seguidos de unas 14 o 15.000 almas de todos los pueblo de la cuenca del caudal, incluyendo las de Turón y Aller. Al llegar la Virgen, las sirenas de las máquinas del ferrocarril, de las fábricas y de las mismas comenzaron a sonar estrepitosamente durante mucho tiempo.
Dos kilómetros antes de llegar a Mieres todo el pueblo y al frente el Clero parroquial y el Ayuntamiento en pleno, asociaciones religiosas, el colegio de Madres Dominicas y los Hermanos de la Doctrina Cristiana,...
El pueblo de Mieres se hizo cargo de la sagrada imagen y continuo en procesión los dos kilómetros que faltaban para llegar al centro entre cánticos y vítores. En la plaza Mayor frente al ayuntamiento una gran multitud así como en ls altozanos inmediatos a la ciudad. El monte en cuyo corazón está la mina Mariana presentaba un magnífico aspecto. Los cargadores de la instalación aérea pintados y llenos de ramos de flores en lugar de carbón. Junto a cada uno de estos calderos había un minero que arrojaba al paso de la Virgen gran cantidad de flores. A su paso por encima del pozo Mariana, a 200 metros de profundidad, estalló una carga enorme de dinamita cuya explosión retumbó durante algunos segundos.
En la plaza Mayor de Mieres el alcalde hizo la ofrenda del pueblo a la Virgen con un magnífico discurso y pidió para el pueblo la protección especial de la Virgen. Una niña con el traje regional leyó una poesía, exaltación de fervor a su Santina.
La procesión continuo por el centro de Mieres hasta llegar al altar mayor donde permaneció hasta las ocho de la mañana del día siguiente para continuar viaje hasta Sama de Langreo.