La Virgen de Covadonga. La Santina
Origen Cristiano
Leyendas de Enol
La Dama y la pastora
Cuentan que en tiempos inmemoriables en el lugar que hoy ocupan los lagos Ercina y Enol, había unas camperas con abundante pasto y muchas cabañas.
Un día llegó al lugar una bellísima dama y se mascaba una gran tormenta, por ello pidió cobijo en las majadas del lugar y en todas recibió negativas excepto en la majada de Los Acebos, en que una pastora le abrió la puerta de su casa.
La dama le rogó que recogiese el ganado que tuviera en las camperas vecinas y así lo hizo. A la mañana siguiente la pastora comprobó con asombro que aquellas vegas, se habían convertido en lagos.
Lágrimas de la Virgen
Parece la versión más antigua: es la más corta, la figura femenina es la más humana, no aparecen signos divinos hasta el final del relato... En realidad, se repite el mito de la estrella, como signo enviado del cielo para anunciar un milagro o un suceso importante para los humanos. Una estrella que desciende de las alturas divinas a la mayada de unos pastores. Se diría que la intención popular era la de justificar la presencia del agua, de un lago, entre unas montañas, al tiempo que castigar la falta de hospitalidad con una mujer de paso. Dice así:
"Una noche de tormenta con relámpagos y rayos, apareció una señora muy bien vestida que cruzaba La Vega muy asustada. Llegó a las cabañas temblando y pidiendo cobijo a las pastoras que había, pero se reían de ella por sus miedos, y todas le iban respondiendo al tiempo que le cerraban la puerta:
-¿Miedo la emperigorotada, no lo teniendo nos?-le reprochaban con mofa las pastoras.
Y le iban cerrando puertas, cabaña tras cabaña, con grandes risotadas. Pero llegó al final de La Vega, donde, en la más humilde, una pastora, igualmente muerta de miedo como ella, salió a su encuentro, y las dos lloraron asustadas buscando el calor de la lumbre.
Al llegar a esta última cabaña, observó la pastora que una lágrima de la buena Señora caía sobre una margarita de la campera, al tiempo que partía la flor en dos. Entonces, entre el estruendo de los rayos, se oyó una terrible voz:
-¡Nadie pisará ya más la tierra donde mi Madre lloró: hundida sea por siempre la vega de maldición! –era la voz de Dios…
En ese momento, toda la vega que ahora cubre el Lago Enol, se fue llenando de agua con una gran tormenta que descargó toda la noche, hasta cubrir todas las cabañas, salvo la de la pastorina más hospitalaria que dio cobijo a la que resultó ser La Estrella de Enol".
Extracto del artículo publicado en el libro: Covadonga: historia y arte, naturaleza y tradición. Real Instituto de Estudios Asturianos (pp. 190 ss). Xulio Concepción Suárez Oviedo, 2016