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Hendaya - Puerto de Pajares

Irún

     A las 10 de la mañana era recibida en Irún con una imponente manifestación popular. Fue acogida en las calles por una inmensa multitud del pueblo vasco que entre música y color, alfombras florales, ricas colgaduras en los balco­nes, arcos de triunfo y salvas rivalizaba en festejar a la peque­ña Virgen que retornaba como la esperada Amachu maitea, a la que una guerra loca había apartado de su caserío y de sus hijos.

 

        

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Entrada en Irún

 En la gran plaza del General Mola, en el centro de la villa comenzaron a llegar las cruces y estandartes parroquiales; las banderas y guiones de las asociaciones religiosas, los soldados que iban a rendir honores, los requetés del Tercio de Nuestra Señora de Covadonga y los Carabineros, de los que era Patrona, que junto al tercio mencionado habían solicitado y obtenido el honor de escoltar a la Virgen hasta la Santa Cueva, los remeros de Fuenterrabía con sus remos en alto. Entre las autoridades el Ayuntamiento de Irún, la Diputación de Guipúzcoa, autorida­des y representaciones civi­les y militares el Cuerpo Consular, el General Valdés Cabanilles, en representación del gobierno, el excelentísimo señor Nuncio de Su Santidad, corporacio­nes diver­sas, las parroquias con sus cruces, las cofra­días con sus estandartes, la esposa y la hija del Jefe del Estado, y una nutrida representación asturiana presidida por el obispo de Oviedo don Manuel Arce Ochotorena y su Secretario de Cámara, don Rufino Truébano Vega, que representaba al Cabildo de la Catedral de San Salvador.

               En la Plaza se había colocado un artístico altar para situar en él la imagen de la Virgen. En el altar se encontraba Manuel Arce Ochotorena, acompañado de don Rufino Truébano Vega, y Don Samuel F. Miranda, Magistral de Covadonga. En dos reclinatorios se encontraban la esposa del caudillo, doña Carmen Polo y su hija.

 

        Todos esperaban a la imagen, que entró en la plaza a hombros de asturianos ilustres y escoltada por los requetés y los carabineros y seguida del Clero de la ciudad, acogida con una emocionada explosión de aclamaciones y solemnidad indescriptibles. La multitud se arrodilla al tiempo que suenan los acordes del himno nacional, la artillería con sus salvas, detonaciones y campanadas de todas las iglesias de la población. En medio de las aclamaciones fue entronizada en el altar, preparado para la ocasión. Se cantó un Magnificat por Monseñor Arce Ochotorena. Seguidamente se formó una procesión hasta la iglesia de Santa María del Juncal, donde el prelado ove­tense ofició una solemne Misa de Pontifi­cal, que­dando la Santina expuesta a la veneración de los fieles hasta las seis de la tarde. A esa hora salió la Virgen de Irún hacia Asturias en un automóvil, transformado en capilla, que había sido enviado por el general Aran­da aclamada incisamente por la muchedumbre y seguida de una imponente caravana de coches.

San Sebastián

En San Sebastián la Santina fue depositada en la iglesia de Santa María. La capital donostiarra tributó a la sagrada imagen un grandioso recibimiento. En el Satuario del Corazón de María se reunieron, presididas por el Nuncio de S.S., las autoridades y corporaciones para esperar a al Virgen, que entró en la ciudad a través de las calles engalanadas con colgaduras y banderas nacionales. La procesión entró en San Sebastián a las ocho menos cuarto de la tarde, precedida por una compañía del Tercio de Requetés de Covadonga y otra de Carabineros, seguida en coche por las autoridades y personalidades que acudieron a Irún por la mañana para recibirla a su entrada en España. Entre aclamaciones llegó la Virgen a las primeras calles de la ciudad, siendo portadoras de las andas las autoridades de Oviedo que se fueron turnando con otras personalidades. En la procesión que acompañó a la Virgen de Covadonga hasta la iglesia de Santa María, formaron todas las congregaciones y corporaciones de la ciudad con estandartes y banderas, el clero de todas las parroquias donostiarras, los niños de las escuelas y numerosísimos fieles. La Virgen fue expuesta en el altar mayor. Tras la procesión y el desfile se celebró una solemne función religiosa con la asistencia de las autoridades, yen la que el P. Elorriaga, de la Compañía de Jesús, pronunció una elocuente y sentida plática.

         A la mañana siguiente, 11 de junio, tuvo lugar una nueva función religiosa con motivo de la despedida de San Sebastián de la Virgen de Covadonga, con la asistencia del ministro de Defensa Nacional, el general Valdés Cabanillas, el general Espinosa de los Monteros, las autoridades se Guipúzcoa,  representaciones de Oviedo y numeroso público, oficiada por el ilustrísimo obispo de la diócesis, doctor Lauzurica. A continuación el doctor Arce pronunció una solemne plática. Una vez finalizado el acto religioso la venerada imagen fue elevada a hombros por los concejales de San Sebastián hasta el final de la calle Mayor, donde fue depositada en el coche que la llevará hasta la capital de Asturias. El momento terminó con una salve cantada en honor de la Virgen por el coro de Santa Cecilia, tras el que el público prorrumpió en vítores a la Virgen.

             

                 Antes de abandonar la provincia de Guipúzcoa, el 11 de junio, la imagen de la Virgen se detuvo en el Santuario de San Ignacio de Loyola, donde se cantó una salve en su honor y recibió el homenaje de la Compañía de Jesús.

Vitoria

Por la tarde pasó por Vitoria la imagen de la Virgen de Covadonga. Durante los breves momentos que paró en el convento de las Reparadoras, se llenó de fieles que acudieron a postrare ante ella. La despedida improvisada fue muy cariñosa, cantándose con emoción una salve. El ministro de Justicia y don José Oriol, la trasladaron del convento al automóvil que la conducía a Covadonga..

Burgos

Por la tarde, a las siete pasó por Burgos la Virgen de Covadonga seguida por un sin fin de coches ocupados por comisiones de Asturias. La caravana no se detuvo en Burgos y continua por la carretera de Valladolid dirección León.

Valladolid

Aquí llegó a la una de la madrugada el día 13 de junio. En estas ciudades y en otros pueblos del tránsi­to donde hubo de dete­nerse la Santina recibió el constante y fervoroso home­naje de las multitudes que se apiñaban para mostrarle su devoción, hacien­do reales las palabras del himno "en ella está el alma del pueblo español". 

León

 Los pueblos leoneses recibieron con un entusiasmo inenarrable a la Virgen.

Se emprendió marcha ascendiendo hacia el Puerto de Pajares, precediendo una interminable caravana de coches. Los habitantes de las parroquias de Asturias, pertenecientes a la provincia de León, rindieron homenaje a la Virgen de las Batallas, acordonando la carretera y desbordándose el entusiasmo al paso de la sagrada imagen. Vimos arcos de triunfo en La Robla, Puebla de Cordón y Villamani, donde un centenar de habitantes de los campos que conservan su hogar, arrojaron flores sobre la Virgen.

A las siete de la tarde, la Virgen ha hecho su entrada en la provincia de Asturias, por el Puerto de Pajares. El alcalde de Valgrande la esperaba con representaciones de Oviedo y de Asturias y varios miles de personas llegadas en autobuses y coches particulares. En el límite de la provincia se había levantado un gran arco de triunfo, con inscripciones dedicadas a la Virgen y a España.

En el momento de entrar la. venerada imagen en Asturias, se desplegaron 300 banderas nacionales y del Movimiento, interpretándose el Himno Nacional y rindiendo honores a la «Santina» una compañía de la tercera Bandera del Tercio. Después fue sacada del autocar en que via- jaba, por los gestores y presidente de la Diputación de Oviedo. En e! lugar donde se cele- braba esta ceremonia se hallaban presentes los obispos de Oviedo y de León, el general Cabar nilles, los gobernadores militares de Asturias y León, representaciones oficiales y jerarquías del

Movimiento.

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